Para abordar de manera inteligente el manejo de malezas resistentes hay que basarse en el diagnóstico según Luis Lanfranconi, docente de la Universidad Católica de Córdoba. El objetivo es relevar con exactitud la dimensión del problema, qué especies lo conforman, dónde está ubicado y qué magnitud tiene.
Al diagnóstico le sigue la etapa de planificación, orientada a las malezas presentes en el lote. Como información complementaria se debe disponer de un análisis de suelo, precipitaciones (registros mensuales), temperaturas y vientos. A esta información hay que agregar la presencia, o no, de zonas habitadas aledañas que puedan condicionar la selección y aplicación de productos fitosanitarios. Con ese conjunto de datos se determinará la selección del herbicida, solo o en mezclas, las dosis a utilizar, el cultivo que se realizará en el lote, la rotación más conveniente, la fecha de siembra, su densidad y espaciamiento, entre otros aspectos.
Finalmente deben considerarse alternativas para evitar diseminar el problema y/o agudizarlo alternando mecanismos de acción, realizando rotación de cultivos y usando cultivos cobertura entre otras prácticas de manejo de la resistencia de malezas.
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