Los desafíos que plantean las malezas a los sistemas agrícolas actuales no podrán ser resueltos sin monitoreos frecuentes y de calidad.  En este contexto, conocer las claves para agarrar a las malezas a tiempo puede ahorrar muchos dolores de cabeza.

Existen cuatro momentos clave para realizar el seguimiento de las malezas, que coinciden con su aparición y la posible intervención:

  • El primer momento es en otoño (abril, mayo y principios de junio), inmediatamente después de la cosecha del cultivo antecesor.
  • Luego, debe hacerse el monitoreo cuando las condiciones ambientales comienzan a cambiar, por temperatura y precipitaciones, hacia el fin del invierno y el principio de la primavera (septiembre).
  • El tercer momento es previo a la emergencia del cultivo.
  • Por último, debe hacerse el seguimiento de las malezas dentro del período del cultivo

La calidad del monitoreo viene de la mano del conocimiento. Una buena estrategia contra las malezas busca anticiparse a los problemas, e incluye el diagnóstico sobre género y especie, determinación de estado y tamaño, la ubicación en el lote y su cuantificación, y la valoración del tipo de tolerancia o resistencia de la maleza a distintos grupos de herbicidas.

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